Apuntando sitios para dentro de 5 años

 Ribadesella conquista con sabores intensos y algunos restaurantes imprescindibles como La Huertona, una de las mejores parrillas de Asturias, y también con una dulcería imprescindible.

Haro es sinónimo de vino. Considerada la capital del Rioja, la ciudad riojana se ha convertido en meca del enoturismo gracias a su célebre barrio de la Estación, donde se concentran algunas de las bodegas más prestigiosas de España como La Rioja Alta S.A., Cvne, Muga, Roda, López de Heredia o Gómez Cruzado

 Nublo Solo leña y carbón alimentan la llama de cada pase en este restaurante, ubicado en un antiguo palacio renacentista de la localidad riojana, que da calor así a un horno —de leña—, a una parrilla y a una cocina 'económica' (como se le llama en el País Vasco) o 'bilbaína', como se le suele llamar en el resto del país, que funciona a carbón Así es Nublo, el nuevo estrella Michelin de Haro donde cocinan sin gas y sin electricidad durante el servicio


Córdoba es una ciudad para perderse y dejarse llevar por la historia. La Mezquita-Catedral, joya del arte islámico, deslumbra a todo aquel que cruza sus puertas. Las calles de la Judería, con patios floridos y rincones tranquilos, invitan a caminar sin rumbo, mientras que el Alcázar de los Reyes Cristianos recuerda su pasado como corte de reyes.

En primavera, el Festival de los Patios convierte la ciudad en un espectáculo de color y aroma, reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. No obstante, Córdoba es un pequeño paraíso al que acercarse en cualquier momento del año.

El paladar encuentra aquí una de sus grandes recompensas: el salmorejo, el rabo de toro o las berenjenas con miel de caña son imprescindibles en sus bares, tascas y tabernas, donde también se cuelan referencias de altísima cocina como Noor (con tres estrellas Michelin), amén de clásicos como Casa Pepe de La Judería o Taberna La Montillana

Ávila se entrega a los sabores contundentes: chuletón a la brasa, judías del Barco o las dulces yemas de Santa Teresa. Eso no quita que haya margen para la creatividad y a romper lanzas en favor de una vanguardia bien entendida como la que encabeza el estrella Michelin Barro o, incluso, una propuesta más terrenal e igualmente sabrosa como la del restaurante Surco.

Denia brilla con su producto estrella: la gamba roja, considerada una de las mejores del mundo. Arroces de todo tipo, fideuàs y guisos marineros completan una oferta que convierte la escapada en un viaje gastronómico de primer nivel. Para un plus ultra, no dejes de echar un vistazo a la propuesta de élite culinaria que Quique Dacosta ofrece desde su tres estrellas Michelin.

Alcalá del Júcar sea uno de los pueblos más bonitos de Albacete y, por méritos propios, uno de los más bonitos de España.

La cocina local combina tradición manchega con productos de la ribera: gazpachos manchegos, ajoarriero, morteruelo y, de postre, el alajú o los rolletes de anís. Todo ello acompañado de los vinos de La Manchuela, cada vez más reconocidos, con algunas bodegas muy potentes como Ponce o como Casa Castillo.

Almagro conquista con sus famosas berenjenas en vinagreta, perfectas para abrir el apetito, junto a guisos manchegos como el pisto, el tiznao o las migas. Junto al clasicismo, algunas propuestas locales como las de La Tabernilla de Jaime Velasco proponen reinventar las recetas tradicionales sin perder el norte.

Zarauz se despliega con su playa interminable, una de las más largas del Cantábrico, donde el surf es parte de la vida cotidiana. El paseo marítimo conduce a un casco antiguo lleno de historia, con palacios, conventos y la iglesia de Santa María la Real. Muy cerca, el monte Talai Mendi ofrece una de las mejores vistas de la bahía. Zarauz, además, es vecina de Getaria, lo que permite al viajero una escapada combinada entre mar y tradición pesquera.

La mesa zarauztarra es un regalo: parrilladas de pescado fresco, el célebre rodaballo a la brasa o las kokotxas de merluza en salsa verde. Perfectas compañías para el txakoli, el vino blanco local, que vive una particular edad de oro en la actualidad, incluyendo propuestas enoturísticas por toda la costa guipuzcoana.

De Zarauz no te pierdas la novedad de Taberna Masta, un local abierto hace apenas tres años que plantea un regreso a los orígenes, reivindicando las casas de comidas en torno al buen trato al producto y una dosis de creatividad bien medida.

Cuenca

La gastronomía conquense es contundente y sabrosa: el morteruelo; los zarajos; el ajoarriero, elaborado con bacalao y patata; o el alajú, postre de miel y nueces, son imprescindibles en cualquier mesa conquense. Sin embargo, Cuenca no se queda anclada en el pasado al hablar de la mesa.

Dos referencias imprescindibles, encabezas por el chef local Jesús Segura, brillan en la parte vieja de la ciudad como son Casas Colgadas y Casa de la Sirena. El primero de ellos, con estrella Michelin, es un refugio culinario de identidad y sabor; el segundo, algo más clásico, otro baluarte para comer bien en la capital conquense en cualquier momento del año

Conil de la frontera es tierra de atún rojo, preparado en múltiples versiones: encebollado, en tartar o a la plancha. A ello se suman las frituras de pescado y los guisos marineros, que convierten la visita en una experiencia gastronómica inolvidable. Comer bien aquí es sencillo, desde sus bares hasta sus restaurantes de moda. Como muestra, algunos hitos como Venta Pericón, Venta Melchor o el Bar Los Hermanos.

Trujillo habla de cabras y corderos, de migas y de embutidos ibéricos, donde incluso vemos restaurantes que van más allá como el caso de Alberca o, ya saliendo de la ciudad, pero en el cercano pueblo de Miajadas –una de las capitales del tomate español– aparece el hotel Finca La Desa con una gastronomía localista y de producto que también merece guardar en el radar.

Aranda de Duero

restaurantes como Casa Florencio o El Lagar de Isilla hasta las tentaciones en forma de chuletillas a la brasa. Con algo más de modernidad, pero sin perder de vista el reflejo clásico, apúntate una dirección infalible: Cumpanys Casa de Comidas.

Santander

El centro histórico invita al paseo entre mercados, cafés y plazas, mientras que el Centro Botín, junto al mar, aporta un aire contemporáneo y cultural a la ciudad. Los atardeceres desde el faro de Cabo Mayor son de los que se graban en la memoria.

La gastronomía santanderina refleja el mar y la montaña que la rodean: rabas crujientes como aperitivo, marmita de bonito, cocido montañés o quesos de la región en una ciudad que invita a 'ir de blancos' desde el Sardinero a la Plaza del Cañadío

Almuñécar combina playas bañadas por un clima suave todo el año con un legado histórico que sorprende. Su casco antiguo conserva huellas romanas y árabes, con el castillo de San Miguel como testigo de siglos de historia.

El Parque del Majuelo, con sus restos de una factoría romana de salazón, se convierte en un espacio único donde arqueología y vegetación tropical conviven en armonía.

La cocina local apuesta por pescados y mariscos frescos, espetos junto al mar y tropicalidad en la mesa gracias a los frutos autóctonos como la chirimoya, el mango o el aguacate. Una fusión de sabores mediterráneos y tropicales que hacen de esta escapada un destino diferente en Andalucía.

El tapeo en León se vive como una experiencia donde cada parada es una etapa, una pequeña parte de un recorrido que combina bebida, pausa y comida.

El Lagar Aranda del Duero

La hermandad de pescadores Guipuzkoa

Aquí se sirve la que dicen que es la mejor sopa de pescado del mundo, pero eso es solo el principio… 🦑 Lubinas salvajes, chipirones fresquísimos, kokotxas que se deshacen en la boca, rodaballos perfectos

El Chacon  

Comida gallega casera, platos enormes y tradición pura. Así es este rincón escondido en Madrid.

casa Pedro
San juan de parras- Cangas onis

Burguers ruta 66




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